Si retrocediéramos unos años, simplemente unos pocos, nos daríamos cuenta de lo complicado que era realizar muchas de las actividades que hoy día hacemos con total normalidad y echaríamos en falta multitud de dispositivos que nos han hecho la vida mucho más fácil. En el ámbito médico nos costaría entender, en unos casos, cómo no se realizaban una serie de tratamientos hoy día tan sencillos y, en otros, cómo se realizaban con la poca información de la que se disponía y que hacía que fueran «normales» ciertas complicaciones, ahora mínimas.
En el ámbito general cada persona puede decidir si utiliza, o no, la tecnología disponible más moderna, pero en la actividad de las ciencias de la salud no debería haber elección, siempre debería utilizarse lo último una vez que ha sido comprobado, lo que obliga al especialista a estar siempre al día.
La implantología dental se ha confirmado desde su ya amplia perspectiva como el mejor sistema restaurador en los pacientes desdentados; esto ha sido posible gracias a los avances continuos que se producen y que han permitido evolucionar desde la implantología entendida como la colocación de implantes en el hueso sin más condicionantes, a la implantología basada en la planificación completa del tratamiento en la que previamente se observa la prótesis final y, a partir de ese objetivo, se determinan las ubicaciones y las inclinaciones necesarias para sustentarla de forma óptima; pero también ha sido posible gracias a los medios que el cirujano puede utilizar en el momento de la cirugía.